Durante el reinado del sultán Moulay Ismael, se creó la prisión de Qara en Meknes. Un laberinto subterráneo lleno de historias, anécdotas e incluso mitos…
¿Cuántas leyendas rodean la historia del cautiverio de Qara? El lugar, en el centro de Meknes, es una máquina del tiempo. Se construyó en la época del sultán Moulay Ismael (1672-1727), la primera dinastía alauí que gobernó Marruecos.
Los presos aguantan.
La prisión de Qara se encuentra en un campo cerrado entre la famosa plaza Lehdime y la plaza Lalla Aouda, a la derecha de la tumba de Moulay Ismael. Sus denominaciones eran difíciles de entender: a veces se llamaba «cárcel de cristianos» y otras «Sirdab» («bodegas» en francés). El nombre de «Qara» procede de un prisionero portugués que supuestamente negoció su liberación con el sultán a cambio de la construcción de una cárcel con capacidad para 40.000 personas. Se completó.
A primera vista, sólo unas pocas aberturas indican la presencia subterránea del misterioso lugar. El corazón se aprieta en cuanto se completa el primer laberinto, los ojos se adaptan poco a poco a la oscuridad y una sensación de pesadez aplasta el estómago. Sin las escasas luces que salpican la cárcel, los visitantes pueden perderse rápidamente en los interminables pasillos. Además, las inscripciones permanecen visibles en las paredes, como huellas permanentes del paso de las almas perdidas en este lugar desolado.
Según la leyenda, la prisión se extendía antiguamente a lo largo de cientos de kilómetros. Según la tradición, los muros de la penitenciaría se extendían hasta Taza, cerca de Fez. Se construyeron con cemento para evitar que la gente se perdiera en el laberinto que es este lugar. Sin embargo, otra historia afirma que un grupo de eruditos franceses se perdió allí, lo que obligó a cerrar importantes secciones de la cárcel.
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Fuerza y firmeza.
La «cárcel cristiana» era la prisión oficial del sultán Moulay Ismael, constructor de la ciudad imperial. Era una representación de su dureza y fuerza. Estaba situada a pocos metros del pabellón de los embajadores, donde se reunían los negociadores para rescatar a los prisioneros extranjeros del sultán.
La cadena France 2 llega a afirmar en un programa sobre Moulay Ismael que la suerte de una docena de presos franceses se negociaba sobre ellos en el famoso pabellón. Para comprender mejor estas conversaciones, considere el siguiente hecho histórico: Durante la época dorada de los saqueos, los barcos europeos y los cautivos eran tomados a menudo en el mar. La realeza francesa había enviado tres veces misiones para recuperar a los rehenes sin éxito.
Pero, ¿qué pasa con la vida de los reclusos en el día a día?
Según la revista Le Zamane, los cautivos eran arrojados a la prisión a través de un orificio situado sobre la estructura. Asimismo, la comida les fue entregada a través de una pequeña abertura. Los detenidos, que habían sido condenados pero no asesinados, no sobrevivieron. Dormían en el suelo. Los más afortunados tenían pieles de cabra para hacer más agradable su sueño. Pasaban los días trabajando duro, levantando grandes cargas y destruyendo muros. Los cautivos extranjeros desempeñaron un papel fundamental en la construcción de las murallas de la ciudad imperial. Más tarde, la prisión de Qara se convirtió en una especie de granero para soportar las duras condiciones o crisis que afligían a Meknes.
Horario de apertura.
Si se quiere ir a la cárcel de Qara, el horario es de 9 a 12 y de 15 a 18 horas. La entrada a la cárcel cuesta diez dirhams y el laberinto subterráneo dura unos 20 minutos.
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